El secuestro de un menor es lógicamente una de las experiencias más traumáticas y difíciles por las que un padre o madre pueden pasar, dándose las siguientes modalidades:
Suele darse en el marco de divorcios conflictivos con progenitores de diferentes nacionalidades. En estos supuestos, el menor traspasa las fronteras del país en donde reside y es arrebatado sin el consentimiento del otro.